domingo, 21 de agosto de 2011

La fiesta del pueblo y la devoción

Hemos vivido la semana más intensa de todo el año en Siena. El fin de semana pasado fue de puente, pues el día 15 fue festivo nacional y además el día 16 fue la extensión de este en Siena. Lo único que la gente podía hablar era sobre el Palio. No hubo forma de estudiar italiano en pupitre; de manera pues que la única solución fue la de unirnos al pueblo entero, celebrar con ellos y ser testigos de fervor, tradición y folclor.
Antes de empezar con la descripción de los eventos es oportuno clarificar que es un palio en este contexto. El palio aquí no es más que un estandarte confeccionado en seda, reproduciendo una imagen de nuestra Señora y sirve de especie de trofeo para la contrada (barrio) ganadora en una carrera de caballos. El Palio de Siena es uno de los eventos más populares y representativos de la cultura medieval italiana. Este se corre dos veces al año. El 2 de julio como especie de eliminatoria y el 16 de agosto. La ocasión es la celebración de la aparición de la virgen María en 1656. En su honor fue entonces establecido que cada año se hiciera una carrera de caballos alrededor de la fiesta de la Asunción. Este evento entonces ha evolucionado desde hace más de cuatro siglos hasta lo que vemos hoy.
En los días precedentes, las preparaciones para la carrera y desfiles adquieren un toque solemne en el cuidado y vigilancia de los detalles. Se empieza por convertir la plaza principal en un hipódromo. Se instalan graderías de madera, palcos de honor, barreras y la pista es cubierta con tierra. Las contradas ensayan sus presentaciones con tambores y banderas y cábalas y apuestas empiezan a circular. En los barrios se celebran cenas descomunales en una combinación de fiesta de cuadra, la final de la copa del mundo con película de Fellini. Allí el vino fluye de las paredes, la música se alterna entre música folclórica y bandas de rock, los viejos tejen los chismes y la conspiración sobre caballos endrogados, jinetes secuestrados, apuestas desorbitantes brindan color a los sucesos normales.
El día 14 pude notar en un aviso de cartelera municipal, que se invitaba al rezo de las primeras vísperas, antecedida por una procesión que empezaba desde la iglesia de san Jorge hasta la catedral donde se haría el servicio litúrgico. Me entusiasme a ir para seguir testificando de lo visto. Lo único que no pude comprender en la invitación es que esta procesión era totalmente cerrada hacia el ámbito comunal. Este hecho pudo confirmar que el Palio de Siena es ciertamente un evento tremendamente turístico pero además es demasiado local. No es de ninguna manera dirigido al público forastero, pero cada año atrae masas de todos los rincones del mundo.
La procesión la componían los diferentes grupos de las contradas. Cada una tenía niños vestidos de pajes medievales cargando en andas velones para ser ofrecidos a Nuestra Señora en la catedral.  Era justo lo que le hacía falta al paisaje de esta ciudad atascada en el tiempo. Por un momento me sentí en los años precedentes al descubrimiento de América. Al final de la procesión traían el palio para ser bendecido por el señor arzobispo.
Después de un rato, todavía no encontraba el ángulo para la foto perfecta. Andando en esas, una dama italiana y jubilada con cara entre confundida e indignada y con voz de mando, me hace una pregunta de la cual no entendí nada; sin embargo pude captar el sonido genitore. En los dos segundos que duro nuestra interacción, tuve que figurarme tanto pregunta como respuesta. Lo único que se me vino a mente fue el himno Eucarístico de Santo Tomás de Aquino Pange Lingua en el cual su última estrofa empieza con las palabras Genitore Genitoque (al padre altísimo y al Hijo) Juzgando por el contexto (una procesión) y mi única referencia mi respuesta fue enfática y precisa. Con solemne acentuación le respondí: si, ciertamente. La reacción de esta señora fue totalmente inesperada, me aventó de un empujón a la procesión, hablándome de una forma que solo podría pensar en improperios. La verdad del hecho fue que de repente pasé de ser espectador a desfilante en la procesión. No había forma de salirme, igual no quería, era la mejor forma de vivirla. Y la idea de entrar a la catedral, lo cual no había podido hacer antes, simplemente me hacía brincar en una pata.
Cuando finalmente pude descifrar la pregunta de la señora, lo que no pude dejar de pensar durante todo el recorrido, me di cuenta que me dijo: es usted uno de los papás (genitore) de los niños en la procesión? Ante tal realización, solo me pude avergonzar y esta vez sí traté de salirme, pero era demasiado tarde. La procesión había llegado a la catedral y la culpa que sentía por una respuesta inocente a lo que no entendí, fue inmediatamente rebosada por el esplendor del interior de la catedral. Nunca antes había experimentado la belleza de esta manera. Lo aprendido del doctor McNamara en el seminario era confirmado aquí con creces, esto no es más que una forma de querer reproducir el cielo en la tierra. El sentido de lo trascendente y la sensación de flotación que la arquitectura gótica nos brinda solo pudieron sacar a la superficie que soy nada y mi necesidad de postrarme y adorar.
Cuando pude regresar a mí mismo, me di cuenta de la cacofonía de sonidos de tambores, junto con gente cacaraqueando, niños gritando y el arzobispo echando un discurso al cual nadie le parecía interesar.  De repente vi que todos alrededor mío se hicieron la señal de la cruz. El arzobispo dio la bendición. Ahí me di cuenta que esta gente estaba allí para rezar. Pero qué tipo de oración fue aquella? Ciertamente el silencio brillo por su ausencia en todo el tiempo. Después que todos salieron me quede unos minutos más disfrutando del cielo en la tierra. Pasó un poco más de tiempo cuando vi al arzobispo ya no en traje de coro, sino con mitra y capa pluvial y se dispuso a presidir las primeras vísperas de la solemnidad sobre un pequeño grupo de fieles.
La pregunta entonces fue: acaso todos aquellos que organizan y participan de las fiestas del palio no están totalmente consientes del misterio que celebran? La respuesta a esta pregunta merece detenida reflexión. Es verdad que el Palio se celebra para honrar la asunción de María en cuerpo y alma al cielo. Pero el Palio es una celebración secular con connotaciones religiosas. Creo que esa es una definición más justa y cercana a la realidad. La pregunta anterior implica también la experiencia de lo que se ha convertido la celebración de la navidad en Norteamérica. Será del todo verdad que la gente no le interesa el misterio que se celebra? Yo creo que no, eso no es verdad. La gente envuelta en estas celebraciones obviamente está consciente del misterio de lo trascendente, de Dios y el misterio que él es. Lo que sucede es que simplemente no queremos confrontar nuestras vidas con este, ya que el hacerlo implica el asumir la más profunda verdad de nuestra existencia: somos hijos de Dios destinados a darle culto en el cielo.
La solemnidad de la Asunción de María al cielo, es reflejo del misterio de la resurrección de Jesucristo. Es la solemnidad que celebra la restauración y elevación de todo lo material y nos reafirma la esperanza que todos vamos a disfrutar el mismo estado algún día como ella. Esto en vez de animarnos parece atemorizarnos.
Después de la carrera, que solo dura 90 segundos, los ganadores salen corriendo excitados y jubilosos hacia la catedral a darle gracias a su  Señor y su Señora. Obviamente reconocen la existencia de Dios, celebran la solemnidad de la restauración de lo material con exaltación y gozo pero no parecen querer comprometerse demasiado con su verdad.
Pajes llevando el anda con la ofrenda de cirios

Encabezamiento de la presentacion de cada contrada

Buey listo para llevar el carruaje del palio

Padres de familia cuidando de sus hijos en la procesion. aqui le debo decir a aquella señora. No no soy genitore

Altar mayor y vitral en la catedral


techo de la catedral

redoblante de contrada saliendo de la catedral
Bendicion de los caballos

La gente a la espera de la carrera. Un lugar en las graderias solo es posible si uno tiene tiempo, dinero y habilidades para negociar. Un puesto puede costar entre 200 y 300 euros

Pero como me faltaron todos los requisitos, me toco unirme a la masa en el centro de la plaza, desde donde honestamente no se puede ver mucho, pues la carrera solo dura menos de 2 minutos. Pero a quien le importa? fui parte de la escena!

y finalmente este es el famoso Palio, el trofeo de la fiesta.

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