No pude resistir a la proclamación de mi orgullo antioqueño y dejar de sentir la antioqueñidad esta semana. El verso inicial del himno antioqueño resonó en mi cabeza varias veces en estos dias, precisamente cuando he podido respirar el dulce aroma de la libertad de no tener un teléfono celular aqui. Lo único que puedo afirmar es que es una verdadera, auténtica y sofisticada experiencia de desprendimiento.
En estos dias de fiestas en Siena por la celebración de la Asunción de María al cielo, patrona de la ciudad, se llevan a cabo muchos programas y actividades de interés turístico y cultural. El Palio de Siena, siendo el evento central, es antescedido por una serie de preparaciones en las que todos los barrios estan involucrados. El palio es una carrera de caballos que se ha hecho por más de cuatro siglos en la Piazza del Campo, plaza principal de Siena. Es la fiesta más local que trasciende al ambito internacional. De manera pues que como tenemos puente, los estudiantes de italiano tenemos más tiempo para disfrutar de la cultura y las festividades. -“Diego necesitas tener un teléfono celular, de lo contrario, como te vamos a encontrar en la plaza.” Esa fué la sentencia de la semana, ejecutada por una de las estudiantes al sentirse intimidada por la posibilidad de no encontrarme entre las multitudes el día en que nos encontraramos para la fiesta.
Necesito un celular? No lo creo, fué lo único que pude pensar. Ya hace tres semanas que ando sin uno, y la experiencia ha sido liberadora. No creo que tendré uno aqui. No quiero dejar de sentir este alivio. No tener uno me ha hecho más organizado con el tiempo, mis planes y hasta más puntual. La afirmación de la estudiante me hizo preguntar como era la vida antes de los celulares. Obviamente, podiamos vivir sin celulares; sin embargo, la verdad es que parece que hoy fueran tan esenciales para la vida hasta el punto que una batería cargada se ha convertido en una necesidad básica, casi como el agua.
Antes de proseguir quiero pedirles que no malinterpreten mi mensaje. Reconozco con creces las bondades de un celular, más bien, el punto que quiero hacer es sobre nuestro uso de estos. Es como todo lo material, no hay absolutamente nada de malo en las cosas mismas, lo que puede ser prejudicial para todos es el uso que les damos. Debemos maravillarnos siempre en la tecnologia y las ciencias que traen tantas cosas buenas a la humanidad, pero debemos revisar el uso que les damos.
Aunque aún estamos lejos para que las ciencias medicas establescan una adicción al celular como tal, podemos reconocer, en muchas situaciones referente al uso del teléfono movil, todos los síntomas de una adicción. Ansiedad y nervisiosismo, falta de control y miedo, sentido de estar incompletos son algunas de las experiencias que se tienen cuando estamos privados del teléfono bien sea porque no podamos responder en el momento o bien sea porque se ha envolatado en alguna cartera o bolsillo. Y que tal el sonido fantasma, o la vibración fantasma. Cuantas veces usted ha escuchado su teléfono sonar o lo ha sentido vibrar cuando en realidad no lo esta. El meollo del asunto esta en lo que se siente cuando simplente se gastan minutos mirando la pantalla del teléfono llenos de frustración por que el otro no llama, no responde o no envia un texto. Este es un buen ejemplo de como el enemigo usa algo bueno para nuestra propia autodestrucción. Me atrevo a decir que incluso un teléfono sonando en Misa, es la forma más sofisticada del Diablo meterse entre nosotros, porque allí el consigue lo que más le place: interrumpir nuestra oración y alejarnos de Dios.
La adicción, si es que existe, no es tanto al teléfono como tal, el equipo electrónico que usamos, sino a lo que éste nos hace experimentar. Necesitamos estar conectados, es cierto. El Señor nos quiere a todos unidos y conectados a el y entre nosotros. Pero el tipo de conexión que un celular me permite experimentar es una de instantaneidad, lo cual adoramos, por que nos encantan las cosas rápidas. Esta es una adicción al ser queridos y tenidos en cuenta, nos creemos que el mundo entero necesita atendernos, es una adicción a ser populares y respetados. O si no piense en la ultima vez que rechazó una llamada simplemente porque no le importaba hablar con quien lo llamaba. No es tanto para mi dar, sino para mi recibir. Es el círculo del ego. Yo quiero todo para mí y ya. Bendita mujer cananea que no era hija de lo instantaneo, de lo contrario no hubiese persistido en su petición al Señor.
Los teléfonos celulares son verdaderamente un medio de comunicación útil, pero no son necesarios para vivir. Me complazco en la oportunidad de no tener uno ahora, eso es verdadera libertad que perfuma todo mi ser. Un desapego más, gracias a Dios! Porque para ver el rostro de Dios necesitamos un corazón entero, completo sin divisiones solo para Dios y solo en Dios. El celebrar la santa misa diariamente en el santurario de Santa Catalina de Siena, me he permitido ser retado, de gran manera, por el testimonio de la santa. Que tan lejos estoy todavía de mi meta. Pero es precisamente a través de cosas pequeñas como el desapego de un celular como somos entrenados para el cielo.
el Doumo (Catedral de Siena) domina el paisaje del pueblo
Los vecinos de cada barrio izan sus banderas orgullosos de su participacion en el Palio
La basilica de Santo Domingo en un atardecer sienense. La Casa Santuario de Santa Catalina esta abajo a la derecha de la iglesia.
El doumo es una verdadera joya arquitectonica, construida con lo mejor del marmol
La torre y el palacio publico se imponen en la piazza del Campo
Ha sido una fortuna poder relajarse en la plaza en algunas tardes
Piazza del Campo es tambien un buen lugar para comer y disfrutar de Siena
Siena se alista para la fiesta. piazza del Campo se ha convertido en un hipodromo temporal.
Muy buena reflexión, las imágenes son maravillosas, me pusiste a pensar en las cosas de las que uno se debe desprender, de todas maneras hay que disfrutarlas mientras nos llega la hora, espero que encuentres una forma diferente de comunicarte con tu compañera, si la encuentras me avisas para ponerla en práctica.
ResponderBorrarAdriana Fajardo