domingo, 1 de abril de 2012

Sexto Atardecer: La Muerte


Ya con este atardecer si nos cogió la noche. El decline del sol que se ha venido dando en estos atardeceres desde el primer signo de baja luz con la tentación, y siguiendo a grados sucesivos de mas oscuridad con la traición, la agonía, la condena y la soledad, llegamos a la plena noche de la muerte. Sintetizando todos nuestros miedos, tales como el miedo al dolor, miedo a perder, miedo a la debilidad, miedo a envejecer, miedo a enfermar, vemos que todos se originan indirectamente en el miedo a morir.

El miedo a la muerte. Y  ¿dónde se origina ese miedo a morir? Antes de dar una respuesta prematura,  sería conveniente responder a ¿por qué el temor a la muerte? Tal vez porque no se sabe que pasa después de la muerte.  Otra razón al temor a la muerte es el temor de dejarlo todo, familiares, amigos, cosas e irse solo al cementerio, como objetivamente vemos en cada funeral. Para eso nos preocupamos con preparativos como uno supuesto de mi imaginación infantil: ¿en qué parte del ataúd se pone la comida para el muerto? Y ¿la bacinilla para orinar? Lo recuerdo haber preguntado una vez después de tantos funerales en Ituango, donde mis abuelos eran los honrosos custodios de las llaves del cementerio parroquial. Era fascinante. Yo me sentía como si la muerte en el pueblo estuviera controlada y bajo el poder de la familia.

Y a mis preguntas se le podria añadir las calificaciones que les dabamos a las tumbas juzgando desde la sencillez y simpleza, que significaba muerto olvidado; hasta lo monumental de mausoleos que decían de la fortuna del difunto por lo bien recordado y atendido con que ‘vivía’ en el en la casa de los muertos. Esas observaciones de niño las corroboré como no muy originales, ya que en Roma me dí cuenta que los antiguos romanos también pensaban más o menos parecido. Visitando catacúmbas y necrópolis, ahora subterraneas, se puede ver el contraste entre las tumbas de paganos que concursaban por exhuberancia y decoración, ya que estas eran el destino final de la existencia, pero contrastadas con las tumbas de los cristianos, sencillas y como ‘olvidadas’ a lo ituanguino, ya que estas eran consideradas como lugares temporales de pasaje. Una razón pues para tenerle miedo a la muerte es que se olviden de nosotros.

Digamos pues que la anterior es una razón efímera para tenerle miedo a la muerte. Pero movámonos ahora a otra  razon para temer morir, esta vez una trascendental. La doctrina nos enseña que podemos correr  uno de dos destinos: el cielo o el infierno, en otras palabras, la salvación o la condenación eterna. Esa es una preocupación que solo acontence desde y en el ámbito de la fe. ‘No me mueve Señor para quererte el cielo que me tienes prometido ni el infierno tan temido’, rezaba santa Teresa. Es otra razón fundada en la principal preocupación de no saber que pasa después de la muerte, pero en este caso, mas concretamente, a mi individualmente. Lo cierto es, que  aquí el temor a la muerte no viene desde una fundación materialista de la vida, sino más bien es un miedo que se funda en una especie de complejo de inferioridad e inseguridad de la fe.

Al ser confrontado con las vidas y heroícas perseverancias de los mártires en Roma, especialmente durante esta cuaresma visitando las iglesias estacionales, puedo asegurar que todos aquellos cristianos del inicio de la fe, si que la tenían, entendían y vivían hasta morir por ella. Y lo hacían con esa radicalidad porque era la manera mas precisa, y en verdad lo era, de dar la vida por Jesucristo, su roca, Señor y salvador. Los mártires eran hombres y mujeres santos y santas que no solamente confesaban una fe, sino que ante todo la encarnaban con el propio sacrifício de sus cuerpos. Y todos los ánimos para que asi fuera, los encontraban en la cruz y muerte de Jesús, por quien también ellos morían.  Pero morían, a lo mejor con mucho dolor, pero definitivamente sin temor porque sabían plenamente que pasaba después de la muerte, y el destino que les esperaba en la gloria de Dios mismo.

Pero Jesús ¿dónde se apoyó? ¿Quién o que lo animó para bajar a la completa oscuridad de la muerte? Esa si que es una situación bien ajena a la naturaleza de Dios que es vida. Pero aun asi, fue hasta el último rincon para iluminarla con su presencia y reclamarla para sí.

Mis queridos amigos, ¿por qué le tenemos miedo a morir? No hay lugar en el corazón de un creyente cristiano el temor a la muerte. Porque ya sabemos que es lo que nos pasa después, pasamos por un estado que no es desconocido para Dios, quien me guia por alli; pasamos por la puerta del cementerio del cual Dios mismo tiene las llaves en casa. La familia está en control de la muerte y tiene poder sobre ella. Dios mismo la reclama asumiéndola. No hay nada para temer. Este debería convertirse en un buen criterio objetivo de la radicalidad de mi fe. Tal vez cuando dejo de temerle a la muerte es porque me siento listo, afirmado y convencido en la fe. Pero ¿cuando? Puede ser desde ahora mismo!

domingo, 25 de marzo de 2012

Quinto Atardecer La Soledad en la Cruz


En torno a la cruz se ha intensificado la soledad. Está verdaderamente solo. Todos morimos solos, incluso cuando morimos rodeados de amor y de amistad. Por mucho que el agonizante tienda su mano y se aferra a otra mano, sabe que allá en el interior, donde se libra el ultimo combate, en la mas intima intimidad, esta solo, definitivamente solo. En el momento de la muerte es cuando mas humanos somos. Que paradójico suena eso de que lo más humano se experimenta en la más terrible soledad. Pero no es una soledad de la ausencia de los otros, es una soledad de necesidad, la soledad de las cosas que nadie puede hacer por mi, solo yo.

Jesús grita en la intensidad de su dolor. Grito arrancado por la crueldad del suplicio. Este momento de total desnudez, en que no tiene nada en que apoyarse, es el que espera el Padre para arrancarle el lamento mas triste y sereno de su Pasión. Desolación interior profunda, intensísima.  Sobre su corazón se cierne la noche de una indecible angustia. Y en la hondura del alma de Jesús, el silencio, la terrible soledad, el tedio, el desamparo del Padre, el miedo, Jesús invoca al Padre con su propia oración del salmo 22: “Dios mio, Dios mio, por que me has abandonado? A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Lejos estas de mi socorro, de las palabras de mi gemido”.  Es una llamada dirigida a Dios que parece lejano, que no responde y que parece haberlo abandonado.

La oración pide escucha y respuesta, solicita un contacto, busca una relación que pueda dar consuelo y salvación. Pero si Dios no responde, el grito de ayuda se pierde en el vacío y la soledad se convierte en algo insoportable. Pero estas palabras, precisamente por ser oración, no son de un grito desesperado, son palabras en perspectiva de alabanza y confianza en la victoria divina. El autor del salmo, el orante, el que sufre, ven como se pone en tela de juicio su relación con el Señor, el énfasis cruel y sarcástico de los que lo están haciendo sufrir: el silencio de Dios, su aparente ausencia. Sin embargo, Dios esta presente en la existencia del orante con una cercanía y una ternura incuestionable.

Este grito en soledad es al mismo tiempo la certeza de una respuesta de Dios, es la certeza de la salvación. 


Sabado de la cuarta semana de cuaresma en San Nicolas encarcelado


Oración colecta

Te rogamos, Padre,
que tu amor y tu misericordia dirijan nuestros corazones,
porque sin tu ayuda no podemos agradarte.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.







viernes, 23 de marzo de 2012

Viernes de la cuarta semana de cuaresma en San Eusebio



Oración colecta
Señor Dios, que has preparado remedios adecuados
para nuestra fragilidad,
concédenos experimentar tu salvación con alegría
y manifestarla con una vida santa.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que es Dios, y contigo y el Espíritu Santo
vive y reina en unidad
por los siglos de los siglos.


jueves, 22 de marzo de 2012

Jueves de la cuarta semana de cuaresma en Ss Silvestre y Martin


Oración colecta
Padre lleno de amor, te pedimos que,
purificados por la penitencia
y por la práctica de las buenas obras,
nos mantengamos fieles a tus mandamientos,
para llegar bien dispuestos a las fiestas de Pascua.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.







miércoles, 21 de marzo de 2012

Miercoles de la cuarta semana de cuaresma en la basilica de San Pablo Extramuros


Oración colecta
Padre misericordioso, tú concedes
al justo el premio de sus méritos
y el perdón al pecador que se arrepiente;
ten piedad de nosotros que confesamos nuestras culpas
y danos tu paz y tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.





Martes de la cuarta semana de cuaresma en San Lorenzo de Damaso


Oración colecta

Señor y Dios nuestro, te pedimos
que las venerables prácticas de este tiempo cuaresmal
dispongan el corazón de tus fieles
para celebrar dignamente el misterio pascual
y anunciar a todos los hombres
la grandeza de tu salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que es Dios y vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.




Lunes de la cuarta semana de cuaresma en los Cuatro Santos Coronados


Oración colecta
Señor Dios,
que renuevas al mundo
por medio de sacramentos divinos,
concede a tu Iglesia
la ayuda de estos auxilios de tu gracia
y no la prives de lo que necesita cada día.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que es Dios y vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.




domingo, 18 de marzo de 2012

Cuarto Atardecer: La Condena a muerte



Ser penalizado, ser condenado, recibir un castigo, ha estado en la sociedad desde tiempos remotos como un instrumento de coerción para, primordialmente, asegurar dos cosas: el bien de la comunidad y la conversión del reo. Bueno, por esto pueden darse cuenta que he aprendido bien, al menos,  una lesión de derecho penal. Obviamente para llegar al punto de la penalización, se necesita haber cometido un delito, y de esta manera perturbar el orden publico, causar daño y producir escandalo, por lo tanto, siendo declarado el criminal, este se merece el castigo para corregir el comportamiento, reparar el daño y hacer justicia.

Veamos un ejemplo en el plano domestico: si yo cuando crecía le pegaba a Ángela María, Carlos Andrés, el menor, se perturbaba y podía entender que pegarle a la hermanita era permitido. Pero Ángela tenía el sentido innato de la justicia, como no era bobita, iba llorando a quejarse a la autoridad  que mantenía el orden entre los hermanos, por lo tanto, el impertinente incidente de mi violencia llegaba a oídos de mi papá. Este a su vez, una vuelta que confirmaba las circunstancias y la verdad de la denuncia, profería una sentencia primaria y podría castigarme con la privación de la bicicleta por una semana. Carlos Andrés, siempre de espectador, y junto con la victima, se regocijaba por la justicia aplicada y se reían del desafortunado castigado; así se daba también cuenta que pegarle a la hermanita era indebido y que no se debía hacer nunca.  El resultado final era mi corrección en el comportamiento con respecto a mi relación con la hermanita, la cura del escandalo producido en Carlos Andrés y la reparación del daño junto con la justicia; asegurandole a Ángela María que contaba con la protección de la autoridad cada vez que se sintiera vulnerable.

La justicia la entendemos todos, su aplicación y necesidad a través de penas equitativas y proporcionales a razón de la falta. El ejemplo de arriba lo podemos recrear en el plano más amplio de la sociedad y podemos darnos cuenta de los mismos resultados. El problema es cuando nos encontramos ante un reo que resulta inocente y especialmente cuando se aplican penas irreversibles como la pena máxima de la muerte. Siguiendo la misma lógica y razón de las penas, podemos deducir que si una sociedad aplica la pena de muerte, es por que no tiene ninguna esperanza en la rehabilitación del criminal y determina que incluso su existencia es una amenaza para la sociedad y el restablecimiento del orden. ¿Sera posible esto? ¿Sera posible que nunca se pueda lograr la conversión de alguien que haya cometido un delito? ¿Será posible que la existencia de alguien, ya en control de las autoridades, sea una amenaza para todos? Es un punto de amplio debate, pero yo creo que si. Siempre es posible y ha sido posible y será posible conservar el orden y la seguridad de todos y alcanzar la corrección sin necesidad de ir al extremo de la eliminación de la persona. La pena de muerte nunca ha sido necesaria y ha sido siempre una muestra de la debilidad del estado y de la imperfección de un sistema judicial.

Pues bien, volviendo al plano domestico y pensando en una pena extrema para el mismo delito de pegarle a Ángela María, digamos que mi papá ya no imponga la pena de la privación de la bicicleta, sino el exilio del hogar: “se me va de la casa y sin bicicleta” diría el. Se podría decir que Ángela y Carlos Andrés, con mi eliminación, quedarían para siempre seguros y tranquilos de que yo nunca más les volvería a pegar. Pero, que habría de las otras dimensiones de la convivencia de los hermanos. Donde quedaría la fraternidad compartida incluso durante más tiempo que los mismos golpes esporádicos. Esa pena, seria la reducción del hermano violento, solo a eso, al plano de violento como si este no fuera nada más que violencia.

Pero bueno, esto no es un momento para debatir sobre lo oportuno o inoportuno de una pena capital. Creo que el punto que quiero elaborar es que Jesús fue victima de una pena de muerte sin ser merecida. Jesús es condenado a muerte, es la primera estación del viacrucis y es nuestro cuarto atardecer. Ahora si que se esta poniendo oscuro. Mas cerca de la noche de la muerte; ahora ya es oficial, injustamente, pero oficial. El camino se señala hacia el patíbulo. Jesús es victima tanto de nuestros delitos como de un sistema judicial deficiente. Una pena capital injusta e innecesaria en si. No se sabe cual será el fin después de su muerte, ni para sus seguidores ni para Jesús mismo. Solo basta la confianza en Dios para soportar y esperar el resultado final. Jesús es un reo que no necesita corrección, no hay delito y se pretende curar un escandalo para el pueblo. Ya casi no hay luz que ilumine tanto la vista como la mente. Solo basta Dios en una situación así, mientras el acusador se regocija en su victoria, sin contar que Dios aun no ha jugado su última carta. Dios precisamente aprovecha aquella maldad para adueñarse no solo de una condena de un sistema judicial imperfecto, ni de las torturas y agonías que produce, sino ante todo de la muerte misma. Dios se hace dueño de lo más valioso del enemigo, para destruirlo.

El atardecer de la condena ya se besa con la noche misma de la muerte. Solo hay que esperar para presenciar la destrucción del enemigo y reírnos de el por su desfortuna. 

Sabado de la tercera semana de cuaresma en Santa Susana

Oración colecta
Con alegría por la celebración anual de la Cuaresma
te pedimos, Padre, experimentar el misterio pascual
y poder alcanzar plenamente sus frutos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.



Viernes de la tercera semana de cuaresma en San Lorenzo


Oración colecta
Dios nuestro, infunde tu gracia en nuestros corazones
para que sepamos dominar nuestro egoísmo
y seguir fielmente las inspiraciones que nos vienen de ti.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.





Jueves de la tercera semana de cuaresma en Santos Cosmas y Damian


Oración colecta
Dios todopoderoso, te pedimos que,
a medida que se acerca la fiesta de nuestra salvación,
crezca en intensidad nuestra entrega
para celebrar dignamente el misterio pascual.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que es Dios, y vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.





miércoles, 14 de marzo de 2012

Miercoles de la tercera semana de cuaresma en la basilica de San Sixto


Oración colecta
Impregnados del sentido cristiano de la Cuaresma
y alimentados con tu palabra,
te pedimos, Padre,
que nos entreguemos a ti con nuestra penitencia
y perseveremos unidos en la oración.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.



Martes de la tercera semana de cuaresma en Santa Pudenziana


Oración colecta
Dios, salvador nuestro,
te pedimos que tu gracia nunca nos abandone,
nos haga vivir entregados a tu servicio
y nos proteja siempre.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Este mosaico en el abside del altar mayor ha sido renovado en varias ocaciones, la ultima fue en 1831.

Esta simple iglesia parece ser  construida en el lugar de la casa de Pudens, senador romano , amigo de San
Pedro. Se cree que en su casa, San Pedro pudo haber celebrado su primera misa en Roma. 



Lunes de la tercera semana de cuaresma en la basilica de San Marcos


Oración colecta
Dios omnipotente,
purifica y protege a tu Iglesia
con tu constante misericordia
y ya que sin ti no puede vivir segura,
dirígela siempre con tu protección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Nave central de la basilica, donde se aprecia la influencia barroca en la decoracion

Mosaico en el abside del altar mayor

Frente hacia la plaza Venecia. La Basilica hace un solo conjunto con el palacio Venezia, antigua residencia del embajador de Venecia en Roma

Tercer Atardecer: La Agonia




Jesús continúa su camino hacia la noche oscura y ahora más que asume las monstruosas tinieblas del pecado. Se siente como si le hubieran robado su poder. ¿Cuanto temo a la muerte? Todos mis miedos juntos se suman para explicar la dimensión de ese único y definitivo miedo. Es el miedo por lo desconocido donde no tengo ningún control. Si embargo sabemos ya que la fe cristiana nos conforta con la realidad de la conquista de la muerte de una vez y por todas por Jesucristo mismo. Lo desconocido se ha hecho conocido. Ahora tenemos las alternativas dejándonos el control de escoger: El amor de Dios o su rechazo. Que cada uno haga su propia matemática. Pero todavía me hace temblar mi fe débil y mi obediencia ambigua hacia la voluntad de Dios.

Jesús se encuentra en el punto de hacernos conocer aquello desconocido llegando al punto de explorarlo por nosotros. Él tiene la experiencia primordial del miedo, temblor ante el rostro de la muerte, ante el vacío de la nada que lo hace incluso sudar gotas de sangre. Jesús esta en mi lugar experimentando al Padre a través de un corazón y ojos de pecadores. El sol del Amor desaparece por un momento detrás de las nubes; solo se puede percibir el vínculo de la tormenta divina.

Jesús en Getsemaní lucha consigo mismo. Debe batallar hasta el punto de producir el “que se haga tu voluntad” ¿Como puedo yo aguantar el dolor espiritual, psicológico y emocional que se siente, que es incluso peor que cualquier dolor físico? Jesús esta solo en obediencia. Y yo no puedo ni siquiera mirar. Parece que me produce repugnancia en vez de simpatía ver a mi Dios en ese estado. ¡El esta en mi lugar! Esta erupción de su dolor y mi desentendimiento de este no lo pueden explicar ni el estado de alerta a que llama Jesús; ni el mismo y puro miedo del sufrimiento inminente. 

Leemos que Jesús interrumpe su batalla en diversos momentos buscando la simpatía, ayuda y acompañamiento de sus discípulos. Pero vemos la incapacidad de los discípulos para esto. Ellos duermen por negar la tristeza, por confusión desesperante, pero también por su incapacidad de obedecer y decir el “si” de la fe. Los discípulos dejan al Señor solo. Él debe entonces regresar a su batalla solitaria la cual parece no progresar sino que se queda en el mismo punto impotentemente insuperable. 

Sabado de la segunda semana de cuaresma en Ss Marcelino y Pedro


Oración colecta
Señor y Padre nuestro,
que por medio de admirables sacramentos
nos concedes participar ya en este mundo
de los bienes celestiales,
guíanos por el camino de la vida
y condúcenos a la luz donde tú habitas.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

En la esquina de dos calles populosas se encuentra esta pequeña iglesia eclipsada con los cables del tranvia. 

Viernes de la segunda semana de cuaresma en San Vitale


San Vitale dio un heroico testimonio de su fe durante las persecuciones romanas en el siglo II. Era de buen estatus social y siempre fue pronto en animar a aquellos listos a morir por la fe. En consecuencia, el mismo fue condenado a muerte por confesar la fe cristiana. Tradicionalmente se piensa que fue esposo de Santa Valeria y padre de los Santos Gervasius y Protasios, quienes también murieron martirizados.

Oración colecta
Dios todopoderoso,
purifícanos con la penitencia cuaresmal,
para que lleguemos totalmente convertidos
a las próximas fiestas pascuales.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.