Siendo
tan afortunado de vivir en Roma en estos tiempos de gran historia, me permito
compartir aquí mi reflexión sobre el momento. Tengo, sin embargo, que ser justo
y honesto en decirles que yo no soy ni reportero o periodista, mucho menos
historiador, y aun menos sensacionalista. Así que todo eso, tanto yo como
ustedes, lo podemos obtener a través de los medios.
Anoche
a las 8:00pm, hora en que empezó la Sede Vacante, me subí al bus de la ruta 64;
regresaba del Seminario en el Janículo a la Casa Santa María, donde vivo. Fui
al seminario para despedir al Santo Padre desde la terraza. Una vez en Casa
Santa María, pasé por la sacristía donde hace tres semanas escuché la noticia
de que el Papa había renunciado. Tuve la sensación que el tiempo no había
corrido desde ese mediodía del 11 de febrero. Me estaba revistiendo para
celebrar la Santa Misa que de costumbre celebramos a las 12:30 pm después de
clases, y la única noticia que estaba esperando sobre el consistorio de ese
día, era la fecha de canonización de la Madre Laura, nuestra antioqueña y
primera santa colombiana. La cara atónita del heraldo, tan blanca como el amito
todavía en mi cabeza, me trasmitió cierto desaire producido por la confusión y
desconcierto. Pero la verdad es que lo primero que pensé fue en lo raro y único del suceso. Y que yo
estaba en Roma para eso.
Que el
papa renunciara no significaba para mi un cataclismo universal. Fue ahí donde
se evidencio el primer contraste entre las reacciones de mi interlocutor y la
mía. Tal vez fue producto de mi mente jurídica ya cargada de derecho. Era un
hecho que ya habíamos discutido en el pupitre y en el comedor, no tanto porque
lo permitieran las normas y la naturaleza del papado, sino porque su santidad
emérita Benedicto XVI ya se perfilaba como una figura capaz de aprovecharla.
Otra verdad es que esperaba que algo así me tocara vivir en estos años de mi
vida romana. Y que mejor manera de cumplirse un deseo sin necesidad de muerto.
Después
de tamaña noticia, todo quedo servido para seguir el orden de la agenda, para
compartir y celebrar junto a Benedicto XVI sus últimos días como pontífice. Y
fue ya con sentimientos de nostalgia que celebramos la misa del Miércoles de
Ceniza en la Basílica Vaticana y luego el ultimo Ángelus en San Pedro y después,
la ultima audiencia general y finalmente la vigilia de su partida y el despegue
del helicóptero.
Si el
esta feliz, yo estoy feliz, pero nos hace falta, y si hoy sientes que te hace
falta algo, eres un buen católico, porque eres Iglesia.
En la
terraza del seminario, me encanto saber que no fui el único con la idea de
subir para mirar mas arriba, entre las nubes y el sol, su partida del Vaticano,
marcando con ello el final. Allá arriba estuvimos varios sacerdotes de Casa
Santa María y del seminario, así como los seminaristas y hasta el cardenal
Dolan de Nueva York. Y obviamente no faltaron los fotógrafos de Reuters
Ese
vuelo de 15 minutos en helicóptero entre el Vaticano y Castelgandolfo fue
posible seguirlo a ojo desde un punto al otro. Y parecía como si nos dijera, de pronto notando esos ojos que
lo seguían y las banderas que se ondeaban … “hombres de Roma, que hacéis ahí
parados mirando al cielo, ese que veis irse vendrá en gloria”. Ese vicario de
Cristo que ya no esta nos ha hecho saber que esta Iglesia es tan tuya como mía,
tan mía como es de Cristo!
Ya
pasadas las 6pm nos encontramos en el auditorio del seminario para escuchar una
rueda de prensa dada por los cardenales O’Malley de Boston, DiNardo de Houston
y George de Chicago, mi padre. Y allí se noto algo mas, la mediocridad de los
medios. Se escucharon preguntas como, y ¿ahora que van a hacer, cuando la sede
quede vacante, que planes tienen para esta noche? … bueno ahora será cenar, ir
a casa, rezar completas y acostarnos, contestaron con la debida ironía.
Yo
entonces salí a coger bus donde me agarraron las 8pm de la vacancia en la ruta
64.
Multitudes esperando que comience la ultima audiencia general de Benedicto XVI |
El dia con todas las emociones que trajo, no de tener un buen clima para estar en la interperie. |
Mas gente en la audiencia del miércoles 27 de Febrero |
Participantes en la vigilia del 27 de febrero |
El Santo Padre despidió a lo presentes en la noche con un beso para todos los ninos en casa, haciendo suyas las palabras del Beato Juan XXIII hace 50 anos con su famoso discurso de la luna |
El helicóptero que lleva al papa hacia Castelgandolfo, visto desde la terraza del seminario |
Con el P. Brian, director de vocaciones de Chicago |
El helicptero sobrevolando Roma |
Video
Con el P. Brian y los seminaristas de Chicago, Chris y Khalil |
Foto de REUTERS miren la galeria completa en: |
http://www.reuters.com/news/pictures/slideshow?articleId=USRTR3ECVZ#a=8
http://www.reuters.com/news/pictures/slideshow?articleId=USRTR3ECVZ#a=8
De la riqueza del mensaje del Papa en estos dias finales que hemos entendido como su testamento espiritual me ha conmovido el que él decida irse no a regar las matas o alimentar el gato sino al ejercicio serio de acompañar a la Iglesia con la oración y una oración contemplativa. En un mundo de tantas carreras y tantos afanes su ejemplo es clave para nosotros, para mi sacerdote, y me digo, Fernando alimenta tu alma y ministerio en la fuerza única de la oración. Ahora nos corresponde orar para que Dios lo premie en sus días de contemplación y a esta Iglesia, su amada, le regale un Papa según su corazón.
ResponderBorrarPADRE DIEGO, SOY EL PADRE JOSE LUIS AGUILAR, DE ARGENTINA, SE ACUERDA? ME GUSTARIA TENER CONTACTO CON UD TANTO TIEMPOOOOOO... MI MAIL: joseluisaguilar54@hotmail.com en facebook: Joseluis Aguilar ESTUVE EN ROMA EN ABRIL, NO SABIA QUE ESTABAS POR ALLA. TE ACORDABAS QUE EL PAPA BERGOGLIO, ERA MI OBISPO??? SI SI SI SI... NOSOTROS PERDIMOS UN OBISPO PEOR TODOS GANAMOS UN GRAN PADRE....
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