Fotos del tercer escrutinio en la mañana del miércoles. La lluvia nos acompaño todo lo que pudo. Menos mas que se canso y se fue por la noche antes de que saliera el papa, |
Fue el 13 de marzo de
2013. Y hoy ya es
sábado 16. Aparentemente han pasado 3 días desde aquella noche que empezó fría
y mojada y que nos transportó a un estado casi de éxtasis del que aún no me
recupero. Ayer por disimular fui a la última clase de latín de este ano, pero
no tanto porque tenga el examen el viernes de dolores, sino porque me sentí sin
suficiente latín para entender el nombre del elegido en el momento de su
proclamación, Franciscus creo que
escuche, pero parece más parte de mi imaginación, porque Franciscus era el nombre del que minutos antes hablábamos en la
empapada plaza. La sensación continua siendo aún como eléctrica y escalofriante
de emoción.
Eran casi las
seis de la tarde cuando baje de la universidad Urbaniana a la plaza de San Pedro. Durante la última conferencia de
delitos graves en el simposio que atendía,
ya le había dicho yo a Ricardo que me avisara cuando viera la noticia de
la fumata, pues era la hora del cuarto escrutinio. Nada pasaba y la conferencia
se extendía como cauchera tensa que al momento en que la soltaran, saldríamos
disparados como piedra en la misma. Así fue. Cada uno salió como pudo y corrió
tanto como los pies le dieran. Yo me quede atrás despidiendo a uno
desinteresado del acontecimiento y llegue a San Pedro solo. La plaza ya estaba
inundada y desde la fila de seguridad antes de la columnata sur solo podía ver
un extenso toldo multicolor de paraguas fríos. La ansiedad me importunaba,
quería estar dentro de la plaza subito,
pero por alguna razón no definida, siempre
que hago filas todas las personas delante de mí se gastan casi cuatro veces más
del tiempo que me toma para ser atendido. La lluvia de la nube encima caía como
estreñida y bañaba como cascada. Rece el Ángelus de las seis.
El ambiente se
sentía más positivo que el de la noche anterior e incluso más que el de la
primera fumata de la mañana del mismo 13. Pensé que no podría moverme mucho
entre la muchedumbre, pero fue fácil una vez cerrado el paraguas. Cuando llegue
a un espacio claro, casi tan adentro como alrededor de una de las lámparas del
obelisco, quede extasiado con la mirada en la chimenea. En la práctica, no tenía
tanto sentido hacer eso, ya que el humo cuando salía, era robusto y generoso y
se veía por casi una docena de minutos. Pero el punto es que todos queríamos
ser los primeros de ver el primer soplo de la chimenea. Solo pudo bajarme de la
elevación algo así como aquella sensación de que alguien te está mirando.
Efectivamente, había un hombre barbado mirando como la lluvia corría de mi boina al pavimento después de
mojarme sin compasión. Fue entonces cuando acate de abrir la sombrilla de
nuevo. Es que todo esta tan surreal, que
ni agua, ni frio, ni hambre pasaban por mi cuerpo. Solo quería un Papa. Todo esto
era la más auténtica manifestación de la espera, la espera que envuelve todo tu
ser, justo como Adviento, ¿alguien lo ha sentido? … bueno yo lo he predicado,
pero tampoco lo he sentido tanto así en Adviento, pero así es, la espera que
envuelve todo lo que es uno. ¡Así es la espera del Señor!
Minutos más
tarde, me volví a mover, pues no me gustaba estar solo entre tanta gente y
anticipando tanta emoción. Empecé a caminar por donde podía, sin buscar a
nadie, pero esperando encontrar una cara familiar. Lo especial de Roma es que
se siente como en un pueblo pequeño, donde quiera que uno vaya, allí ve a
alguien que conoce. San Pedro no es la excepción, allí se ve a todo el mundo.
Si pensarlo y queriéndolo mucho me encontré con mi estimado amigo de seminario el
p. John Muir de Phoenix quien a su vez estaba con su amigo el Dr. Billy y
nuestro conocido común el seminarista Fernando. Ya entonces empezamos a
discutir el nombre de Francisco, pero para el cardenal O’Malley. Ya oscureció y
la nube cargada no se alejó. El oscuro
firmamento es el fondo perfecto para una fumata blanca, dije yo. No paso un
minuto, para que a las 7 pasadas, saliera humo.
Blanco. Pero en el primer segundo no se podía hacer la algarabía, todas
las fumatas empezaban blancas, se engrisaban,
y luego se volvían más oscuras que el negro oscuro. En el segundo segundo,
aún era blanca, ya nos miramos, pero aún no lo creíamos. Tercer segundo había
humo blanco y fue más blanco en el segundo quinto. No había duda, teníamos
Papa. Las campanas orondas de San Pedro repicaron esponjadas. Nosotros nos
abrazamos, y corrimos hacia adelante por donde pudimos saltando como cabras locas y gritando por
encima de los pulmones. Parecía como la
noche vieja antes de las 12am. Lo único que faltaba para que la velada fuera
perfecta era que escampara. Unos toques de redoblantes y trompetas se
escuchaban en la distancia … alguien trajo banda? … Si, eran los toques
marciales de la guardia suiza que se desplazaba al frente de la basílica. De
repente dejo de llover! todo era perfecto. San Pedro sí que debía estar
contento con su sucesor.
Mientras esperábamos, me acorde de la ya olvidada
chimenea, contenta por haber terminado su trabajo, pero triste como el cobre
por cesar de ser el centro de atención. Las luces de la logia se encendieron y
gritamos, pues el gran momento se acercaba. Los nervios me carcomían, era la
esperanza, la ilusión, el temor, en otras palabras, el enfrentamiento a lo
desconocido y todavía trascendental. Abrieron las cortinas y en seguida la puerta, nos exaltamos aún más,
estábamos ya en el clímax. El cardenal
Tauran apareció en la logia de la basílica junto con los asistentes del sonido.
Era el momento de mayor concentración, tenía mis oídos más abiertos que los
ojos. Y empezó a decir, sin dejarnos tomar aliento. Annuntio vobis gaudium magnum; habemus Papam … y se fue como
locomotora sin frenos, sin esperar a que nosotros, los más de 250mil personas
en la plaza de san Pedro, Plaza Pio XII y vía de la Conciliación nos calmaramos
y volviéramos a tomar aire. Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum
y justo aquí fue donde todo se
distorciono, esto fue lo que escuche Geo###um Ma###um, pero eso sí, lo siguiente fue
claro Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem solo hasta el apellido,
que era lo más importante Ber ### lio con la frustración de haber
perdido el segundo de concentración y de no haber escuchado bien, se vino el
cardenal francés con todo encima qui sibi nomen imposuit Fran ### scum No supe quién era, la certeza que tenía era
que se trataba de alguien que no considerábamos para nada. La euforia bajó, del
habemus papam al nombre, como de 100 a 30. Nos miramos confundidos
preguntándonos los unos a los otros ¿Quién es? ¿Quién? Ninguno lo agarro! O la ¿gente
no lo acepto? ¿Qué es lo que pasa? … Así dijeron que paso con el anuncio de
Juan Pablo II.
Yo
pensaba, dos nombres escuché al principio, dos nombres! Debe ser latino! Pero
ese apellido parecía italiano. Pero ¿Cuál nombre tomo? Me pareció escuchar
Francisco… no, no podía ser, nosotros no podíamos ser adivinos, Francisco es el
nombre que teníamos para O’Malley. Con
toda esta confusión del momento y con el término de la espera, me di cuenta de
algo muy sabio que dice mi gran amigo Jairo Duque, las ganas es mejor tenerlas
que calmarlas. Quien quiera que estuviera al frente de un televisor supo quién
era el Papa minutos antes que nosotros que estábamos en la plaza. Ya con la
ayuda de los teléfonos de quienes estaban alrededor pudimos confirmar los
hechos. Era un argentino que se llamó Francisco. Un Jesuita! No cabía en la
tierra y en las mentes más puras cosa más insólita. Empezamos a especular.
Francisco! Al menos acertamos en el nombre. Pero por cual Francisco será? De Asís
o Javier? Tal vez los dos, reconstruye mi Iglesia y ve a las misiones. No
queríamos dejar por fuera la posibilidad que fuera por el poverello de
Asís. Es un latino! Teníamos un papa Latino. Un papa que hablara en español las
cosas más íntimas e importantes, un papa que rezará en la intimidad de su corazón
y el Sagrario en Español! … como yo.
Cuando
el papa Francisco salió a la logia y se quedó quieto mirándonos mientras las
bandas de la Guardia Suiza y el Ejército Italiano tocaban los himnos, solo
pensaba yo, se ve fresco. Le falta algo en su vestidura que no podía recordar.
Pues sí, ya los compañeros habían pensado en voz alta, que tenía pelo oscuro
(tal vez por la falta de luz) y no tenía ni la muceta ni la estola. Ya
queríamos que hablara, pero seguía mirándonos. El hermano Pablo, otro amigo a
mi lado, me presto la memoria de su cámara para seguir con las fotos y videos.
La mía se había llenado. El papa empezó a hablar, seguía todo refrescante.
Después de liderar las oraciones de los cristianos por el papa emérito, pidió
la oración del pueblo para que Dios lo bendijera antes de darnos su bendición.
Otra vez vivimos un gran contraste, de la euforia estrepitosa a un silencio
sepulcral. Fue un silencio como de 250 mil personas juntas sin decir nada. Fue
el silencio donde Dios puede escuchar y nosotros escucharlo.
El
papa Francisco nos bendijo y después se despidió y entro. Nosotros aun
permanecíamos inmóviles como los cardenales que aun atisbaban por las ventanas.
Cuando moví mis piernas para caminar, me di cuenta que había estado de pie por
más de 3 horas. Ya me había despertado de un sueño, pero sin aun llegar a la
dimensión de la realidad. En la misma mañana del 13 concedí una entrevista para
un periódico británico con audiencia en Latinoamérica, y la reportera me
indagaba sobre la idea de un papa latinoamericano. Respondiendo a su pregunta
pensaba en lo diferente que sería eso, pero eso era un deseo que si bien lo
expresábamos los latinos, permanecía cual lunática utopía. Decía, si fuera así,
creo que contribuiría a que el pueblo latino elevara su autoestima, se sintiera
más conectado al Papa y el papa identificado con el pueblo. Solo quería ser más
realista que sonador, al decir eso, tuve la sensación de oración. Sin embargo
termine la entrevista diciendo que la procedencia, origen o condición del papa
era secundario, lo que se buscaba era a un hombre capaz de inspirarnos en la
fe, y en la capilla Sixtina se encontraban 116 hombres dignos de ser elegidos.
Ahora no sé qué tanto cambie esa respuesta. Creo que sigue siendo mi respuesta
porque me siento identificado con el papa Francisco y me da la confianza que
produce alguien que te conoce.
¿Dónde
estaba ese hombre que no lo conocía? … en Buenos Aires, Argentina. En la escala
mundial, el estaba más cerca de mí que de lo que yo sabía. Tantas veces no
salimos de nuestros esquemas, esos que formamos nosotros mismos y las
circunstancias que nos rodean. Pero somos tan cortos de vista que creemos que
el mundo está encapsulado en nuestras individuales realidades. O’Malley era
nuestro candidato favorito porque lo conocíamos y representa todos esos valores
que queríamos ver en el papa, porque queremos crecer en ellos nosotros también y necesitamos la
inspiración que viene de quien nos afirma. Gracias a Dios Bergoglio también los tiene,
los vive y los transmite tan bien que se dio el nombre correcto. Así también
pasa con Dios. Lo buscamos y lo encapsulamos en nuestras cortas visiones y tal
vez le pongamos el nombre correcto, pero no al que es. Y esta tan cerca de
nosotros que nosotros a nos. Me siento tan satisfecho, tan afirmado en mi fe,
tan escuchado en mi oración, que si pensaba que esto es un sueño, ya sé que me
desperté y es verdad, pero sigue siendo surreal! Bendito sea el Señor que no
abandona a su Iglesia y en ella a nosotros.
Con P. Victor, mi unico compañero argentino. |
PADRE DIEGO, SOY EL PADRE JOSE LUIS AGUILAR, DE ARGENTINA, SE ACUERDA? ME GUSTARIA TENER CONTACTO CON UD TANTO TIEMPOOOOOO... MI MAIL: joseluisaguilar54@hotmail.com en facebook: Joseluis Aguilar ESTUVE EN ROMA EN ABRIL, NO SABIA QUE ESTABAS POR ALLA. TE ACORDABAS QUE EL PAPA BERGOGLIO, ERA MI OBISPO??? SI SI SI SI... NOSOTROS PERDIMOS UN OBISPO PEOR TODOS GANAMOS UN GRAN PADRE....
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